De Cuba

Raúl Castro: El Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo

El más preclaro hijo de Cuba en este siglo, el hermano, el insigne luchador, el guerrillero de la Sierra Maestra, el libertador de Cuba, el maestro y el padre de todos nosotros, fecundo e imprescindible legado. Estás son algunas de las cualidades con las que definieron a Fidel Castro Ruz: su hermano Raúl Castro Ruz, Miguel Díaz-Canel Bermúdez y Hugo Chávez Frías.

Hoy 13 de agosto el Comandante arriba al 98 Aniversario de su Natalicio. Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas le rinden homenaje a través de los siguientes testimonios:

La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede

El más preclaro hijo de Cuba en este siglo, aquel que nos demostró que sí se podía intentar la conquista del Cuartel Moncada; que sí se podía convertir aquel revés en victoria, que logramos en cinco años, cinco meses y cinco días, aquel glorioso 1ro. de enero de 1959, esto último añadido a las palabras textuales que dije en aquella ocasión.

Nos demostró que sí se podía llegar a las costas de Cuba en el yate Granma; que sí se podía resistir al enemigo, al hambre, a la lluvia y el frío, y organizar un ejército revolucionario en la Sierra Maestra tras la debacle de Alegría de Pío; que sí se podían abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente, con las columnas de Almeida y la nuestra; que sí se podía derrotar con 300 fusiles la gran ofensiva de más de 10 000 soldados, que al ser derrotados el Che escribió en su Diario de Campaña, que con esa victoria se le había partido la columna vertebral al ejército de la tiranía.

Que sí se podía repetir la epopeya de Maceo y Gómez, extendiendo con las columnas del Che y Camilo la lucha desde el oriente hasta el occidente de la isla; que sí se podía derrocar, con el respaldo de todo el pueblo, la tiranía batistiana apoyada por el imperialismo norteamericano.

Aquel que nos enseñó que sí se podía derrotar en 72 horas —y aún menos— la invasión mercenaria de Playa Girón y proseguir al mismo tiempo la campaña para erradicar el analfabetismo en un año, como se logró en 1961.

Que sí se podía proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio, y cuando sus naves de guerra avanzaban hacia Cuba, tras las tropas de la brigada mercenaria, que sí se podía mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en los días de la Crisis de los Misiles en octubre de 1962.

Que sí se podía enviar ayuda solidaria a otros pueblos hermanos en lucha contra la opresión colonial, la agresión externa y el racismo.

Que sí se podía derrotar a los racistas sudafricanos, salvando la integridad territorial de Angola, forzando la independencia de Namibia y asestando un rudo golpe al régimen del apartheid.

La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios.

(…) Ese es el Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo y con la demostración de que ¡sí se pudo, sí se puede y sí se podrá!

Fragmento del discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz realizado en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, Santiago de Cuba, 3 de diciembre de 2016.

Huracán de pueblo

Seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas

El 29 de septiembre de 1996, siendo primer secretario del Partido en Villa Clara, me pasaron un papelito diciéndome que Fidel estaba en Sancti Spíritus y que después iba para los cayos de Caibarién. Él sabía que yo estaba en asamblea, y me mandó a decir que al terminar fuera para la cayería.
Así lo hice. Recuerdo que allí abanderó al contingente que estaba en la construcción del pedraplén, y en ese acto le entregamos una réplica de la estatua del Che en la Plaza de Santa Clara.

Casi a las 3:00 a.m., cuando me va a despedir, me comentó:

—Me dijeron que tú quieres hacer un acto. ¿Por qué ese acto?

Y le digo:

—Lo que pasa, Jefe, es que hace tiempo no viene a Villa Clara y la población quiere compartir con usted.

—Tú estás loco. ¿A qué hora piensas hacer el acto? —pregunta.

—Sobre las 6:00 p.m.

—Tú estás loco, ¿cómo vas a hacer un acto a esa hora, si no se ha convocado a nadie?

—Podemos salir a convocar al pueblo en la mañana y estamos seguros de que cuando le digamos a la gente que usted estará, van a ir. Lo único que necesito es que me deje decir en la radio que usted está en Santa Clara y que hay un acto con usted.

Y me respondió Fidel:

—Haz lo que tú quieras, pero estás loco.

Al amanecer fuimos para la radio, convocamos y en la mañana el Comandante me propuso hacer un recorrido por la ciudad. Fuimos al organopónico Las Marianas, al Instituto de Biotecnología de las Plantas y al INPUD [Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos]. Por la carretera fue recordando proyectos de la provincia: el agrícola del Valle del Yabú, el Pedagógico. Me iba preguntando detalles.

Sobre el mediodía terminamos el recorrido. A las 5:00 p.m. fui a la plaza, tenía una impaciencia tremenda, y comenzó a llover.

Entre 5:00 y 5:15 en la plaza no había casi nadie. Me regresé a donde estaba el Comandante y la impaciencia era mayor.
Después salimos para la plaza y cuando entramos Fidel me preguntó: “¿Y esto qué es?”. Le dije: “Comandante, ese es el pueblo que vino por usted”. Me tocó por el pecho y me respondió: “No puedes decir eso. Las cosas no se hacen por un hombre, se hacen por una idea”. Y le dije: “Sí, sí, pero es por usted”. Y me repetía: “No digas más eso”.

La plaza estaba desbordada, nunca la había visto tan llena. Él estaba asombrado, comparaba aquello con un huracán.

Recuerdo que una mujer tenía en sus manos un cartel que decía: “Fidel habla, te necesito”.

A la gente no le interesó la lluvia, ni que estuviera anocheciendo. Allí pronunció un discurso sobre la historia de la antigua provincia de Las Villas y la actual Villa Clara.

Pasó el tiempo; y un día estaba yo en una reunión de las que teníamos con él sobre la zafra todos los meses. Por aquellos días había pasado un ciclón y sobre ello la gente estaba hablando. Yo estaba oyendo lo que él decía por una esquinita apartado, me vio y me llamó.

Fui, me puso la mano en el hombro, de ese momento conservo la foto, y me dijo: “Esta gente hablando de huracán. Huracán fue el que hicimos nosotros en el acto aquel, que en menos de 12 horas llenamos la plaza”. Ahí me percaté lo que había marcado ese hecho a Fidel, y cómo conservaba ese recuerdo en su memoria.

Relato narrado por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en una entrevista concedida a periodistas villaclareños, durante una visita a Santa Clara en 2011.

Pensemos en Fidel, en sus ideas, en su imponente, fecundo e imprescindible legado, como una manera de alimentar ese genuino sentimiento de perpetuar por siempre su presencia entre nosotros.

Seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución y también al ejemplo, el valor y las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Fragmentos del discurso pronunciado por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la Sesión Constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 19 de abril del 2018.

Un soldado soñador

Era diciembre de 1994 y me fui a La Habana con un liqui liqui verde olivo, un maletincito y un corazón lleno de sueños. Nos abrazamos y le dije a Fidel: “Algún día espero recibirte con el pueblo venezolano como lo mereces”. Así lo conocí.

Recuerdo que en una ocasión me comentó que cuando nací en 1954 ya él estaba preso tras el asalto al Moncada, y que él me intuyó, pues sabía que yo iba a nacer.

Fidel es un soldado soñador, un ejemplo sin duda para todos nosotros, para todas las generaciones de luchadores del mundo.
Fidel está de cara infinita y gigantesca ante la historia y de allí a Fidel no lo sacará nadie. La historia lo ha absuelto.

Fidel es el hermano presidente, el insigne luchador, el guerrillero de la Sierra Maestra, el libertador de Cuba, el maestro y el padre de todos nosotros. Él merece, como se lo hemos entregado, nuestro corazón, nuestro afecto, nuestro amor de hermanos, nuestro cariño sincero, nuestra fe, nuestra mano y nuestra alma.

Él es un padre más allá de las dimensiones humanas, y yo puedo pensar que él me ve a mí como si fuera un hijo, un hijo comprometido, en toda la extensión de la palabra, un hijo político, un hijo revolucionario, un hijo soldado, y eso nos une desde los genes hasta siempre.

Palabras del comandante Hugo Chávez en el documental Chávez y Fidel hasta siempre, de los realizadores cubanos Fabiola López y Roberto Chile.

Referencias:

Libro “Yo conocí a Fidelˮ, de Wilmer Rodríguez Fernández.

 

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