Interesante

¿Para quién somos importantes?

1) Un principio en ciencia es una afirmación que no se deriva de una teoría o una explicación que la comprende, y por tanto se asume como cierto sujeto a que las observaciones experimentales lo confirmen o lo nieguen. Un principio es un axioma en matemática, pero este último no necesita ser comprobado o cierto, es solo un punto de partida para elaborar inferencias lógicas. Muchas afirmaciones que comenzaron como principios, después fueron explicadas como resultado del avance de las ciencias. Para que un principio sea científicamente válido debe dar la oportunidad de ser refutado. Un principio puede asumirse como válido mientras no haya evidencias que apunten a lo contrario.

Dos de los principios más conocidos son el de la conservación de la energía, y el de la constancia de la velocidad de la luz. El primero dice que la energía siempre se conserva, el segundo, que la velocidad de la luz en el vacío es la misma, no importa desde donde se mida.

2) Un año luz es una medida de distancia y es equivalente a la distancia que viaja la luz en un año terrestre, y es de 9,46 billones (12 ceros) de kilómetros.

3) Los modelos teóricos del universo se basan en pocos principios, de los cuales destacan el principio cosmológico, que dice que las propiedades del universo no dependen de la dirección en que lo miremos, algo que en ciencias se conoce como isotropía; y que a escalas cósmicas, el universo es homogéneo, es decir, a escalas suficientemente grandes, las propiedades del universo no dependen del punto donde las midamos. La isotropía y homogenidad del universo pueden reducirse al decir que desde cualquier punto en que nos paremos, el universo se ve igual, no importa hacia donde miremos, incluyendo mirarnos el ombligo.

El segundo principio, conocido como principio copernicano, nos dice que el universo no tiene un punto privilegiado y, por tanto, no tiene un punto de origen.

La validez de los dos principios ha sido comprobada con diversas observaciones. Hay una escala conocida como Fin de la grandeza, de aproximadamente 300 millones de años luz, a partir de la cual el universo observable es homogéneo e isotrópico.

4) El principio de mediocridad establece que si un objeto es tomado al azar de varios conjuntos de categorías, es más probable que el objeto escogido venga de la categoría más numerosa que de cualquiera de las otras categorías. Puede considerarse como consecuencia de las probabilidades, pero suele extenderse para ir más allá de ellas.

El principio de la mediocridad se ha usado para sugerir que, siendo la tierra una instancia al azar del conjunto de planetas en el universo, el conjunto de planetas «parecidos a la Tierra» debe ser muy numeroso. De esta última inferencia se deriva que si ahora aplicamos el mismo principio al conjunto de planetas «parecidos a la Tierra», y otra vez asumimos que somos una instancia al azar, se justifica asumir que existe vida en otros planetas.

5) El principio antrópico establece que la probabilidad de hallarte en un universo que sea compatible con tu existencia es uno. Es decir, que existe la certeza absoluta de que vives en un universo que permite la vida por el sencillo hecho de que estamos aquí diciéndolo.

El principio antrópico solo señala que hay un sesgo determinado por nuestra existencia a la hora de interpretar al universo, y ello explica por qué nos resulta sorprendente que las constantes universales como la constante gravitatoria, o la velocidad de la luz tengan valores compatibles con la vida. Esta sorpresa por el carácter preciso de las relaciones entre las constantes universales es resultado de nuestro sesgo de sobrevivencia: nuestro asombro fuera intrascendente si no existiéramos y, por tanto, es intrascendente aún si existimos.

6) Las constelaciones son ilusiones ópticas resultado de que nuestra visión es incapaz de tener profundidad cuando los objetos están muy alejados. Es decir, dos objetos alejados que están muy separados en la dirección de la vista del observador podrán ser vistos por este como cercanos, aún si no lo están. Las estrellas que conforman las constelaciones pueden estar, en realidad, millones de años luz separadas entre sí, en profundidad, pero las vemos como cercanas porque así se proyectan, vista, desde la tierra. De hecho, estrellas de constelaciones diferentes pueden estar más cercanas entre sí, que estrellas en la misma constelación. Las constelaciones son construcciones humanas, no existen como realidad física, aunque son útiles para trazar mapas del cielo nocturno. Hay unas 88 constelaciones descritas.

Pensar que las constelaciones tienen influencia en los acontecimientos de la tierra es, una vez más, pensar que somos el centro del universo y que nuestra perspectiva es única respecto a otras. El principio cosmológico y el principio copernicano, comprobados ambos experimentalmente, nos bajan una y otra vez de ese trono de arrogancia.

7) En estos momentos el universo observable es de 46,5 mil millones de años luz. Contiene un estimado de no menos de dos billones (12 ceros) de galaxias. De esa cantidad de galaxias, la nuestra, que hemos bautizado como la Vía Láctea, y no es considerada una galaxia grande, tiene un diámetro de 105 700 años luz, tiene no menos de 100 000 millones de planetas y 400 000 millones de estrellas. La galaxia más grande que conocemos tiene un diámetro 5,5 millones de años luz y contiene no menos de cien billones (12 ceros) de estrellas. No somos ni siquiera una mota de polvo en el universo.

Si tomamos como referencia el momento en que surgió el universo, nuestra galaxia surgió aproximadamente en el año 2 000 millones, el sistema solar surgió en el año 9 000 millones, nuestro planeta surgió alrededor del año 9 100 millones, la vida existe en nuestro planeta desde el año 9 320 millones, el primer homínido se estima apareció en el año 13 500 millones. Hemos existido como especie menos del 2 % de toda la edad del universo. No somos ni siquiera un chasquido en la historia del universo.

No somos importantes ni centrales para el tamaño y el tiempo del universo. Cuidémonos, somos importantes solo para nosotros mismos.

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