Cuba y la Santa Sede: nexos de respeto y colaboración
Ciudad del vaticano.–«Su Santidad, para mí es un honor estrechar su mano». Fue el 19 de noviembre de 1996, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz era recibido por el Papa Juan Pablo ii, en la Biblioteca privada de la Santa Sede, en el Vaticano.
–«Bienvenido, gracias por su visita», diría luego a Fidel el Sumo Pontífice, minutos antes de iniciar una conversación privada que se extendió por espacio de unos 35 minutos. Sobre ese encuentro, el primero entre ambos líderes, manifestaría poco después Fidel en conferencia de prensa:
«(…) hablamos de historia; hablamos de América Latina; de algunos temas religiosos con relación a Cuba, con mucho cuidado, con mucha consideración; y le expliqué cómo nuestra Revolución nunca había tenido un espíritu antirreligioso, jamás».
Si bien la República de Cuba y el Estado de la Ciudad del Vaticano mantienen relaciones muy positivas desde el 7 de junio de 1935, la visita realizada por el Comandante en Jefe en 1996 devino un hecho de suma trascendencia para el fortalecimiento de los nexos entre ambos estados.
Un mensaje de respeto y colaboración mutua dejó aquel histórico encuentro para el mundo, del cual trascendió, además, la noticia de que Su Santidad había aceptado visitar Cuba.
Dos años después, en enero de 1998, el Papa Juan Pablo II pisaba suelo cubano, y era recibido en el aeropuerto internacional José Martí, de La Habana, por el propio Comandante en Jefe. Su estancia se extendió por cinco días y ofició misas en varias provincias del país.
Recientemente, en un encuentro con el Eminentísimo Cardenal Beniamino Stella, en el Palacio de la Revolución, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, consideró que ese suceso «marcó un hito» en las relaciones entre la Santa Sede y el Estado cubano, entre la institución religiosa y el pueblo.
Especialistas de la Cancillería cubana en estos temas, aseguran que el diálogo político que, por casi nueve décadas, han mantenido los dos estados «ha sido franco, abierto y dirigido a impulsar las relaciones bilaterales en todos los campos de interés común».
Catorce años después de ese suceso, en marzo de 2012, sería el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, quien daría la bienvenida al Sumo Pontífice Benedicto xvi, en Santiago de Cuba, en el aeropuerto internacional Antonio Maceo. «Cuba lo recibe con afecto y respeto, y se siente honrada con su presencia», dijo Raúl a Su Santidad.
En esa ocasión, además de oficiar misas en Santiago de Cuba y La Habana, el Papa fue recibido por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el Palacio de la Revolución. El encuentro, que se extendió aproximadamente una hora, tuvo lugar en el Salón Sol de Nuestra América, en un ambiente notablemente distendido.
RESPETO Y RECONOCIMIENTO MUTUOS
El año 2015 marcaría otro momento significativo en el fortalecimiento de las relaciones entre Cuba y el Vaticano. Corría el mes de mayo, y durante una escala técnica en Italia, que duró poco menos de 24 horas, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, fue recibido en audiencia privada por el Papa Francisco.
Serían 55 minutos de diálogo a puertas cerradas, y que el propio Raúl catalogaría luego ante la prensa como «una magnífica conversación».
«Estoy muy contento y le vine a agradecer lo que hizo para empezar a resolver los problemas entre Estados Unidos y Cuba», añadiría también el General de Ejército. Era ese un año crucial para el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, proceso acompañado en varios momentos por el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Pocos meses después de ese histórico encuentro, en septiembre del propio año, el Papa Francisco llegaría a Cuba para dar cumplimiento a una visita apostólica a la Mayor de las Antillas. Se convertía nuestra nación en una de las pocas de América Latina visitada por los tres últimos pontífices, a quienes el pueblo cubano ha recibido siempre con absoluto respeto.
Histórico y sumamente trascendente fue el papel desempeñado por Cuba para organizar y apoyar el encuentro que, en el año 2016, sostuvieron, en La Habana, el Papa Francisco y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, Kirill, el primero entre los líderes de las dos Iglesias tras el cisma de 1054.
A Cuba, a su pueblo, y al entonces Presidente del país, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, agradecieron ambos. La Mayor de las Antillas fue otra vez capital de la paz y la unidad, y escribió una nueva página de las históricas relaciones existentes con la Santa Sede.
VÍNCULOS QUE SE FORTALECEN Y PERDURAN
La visita que realiza el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República al Estado Ciudad del Vaticano no es la primera que allí realiza. En marzo de 2013, entonces como Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, presidió la delegación cubana que asistió a la entronización del Papa Francisco.
Este cuarto encuentro entre ambos jefes de Estado –el segundo tuvo lugar durante la visita del Sumo Pontífice a Cuba, y el tercero cuando el encuentro entre Francisco y el Kirill, en La Habana– ratifica la decisión común de contribuir al fortalecimiento del positivo estado de las relaciones existentes, y de seguir fomentando los diálogos al más alto nivel.
La Mayor de las Antillas valora el liderazgo internacional del Papa Francisco en temas como el enfrentamiento a los problemas globales, y sus posiciones en lo relativo a la defensa de la paz internacional, el desarme nuclear, la justicia, la solidaridad, la protección del medioambiente y la lucha contra la exclusión social, la desigualdad y la pobreza.
De igual manera, Cuba agradece la histórica posición de rechazo que ha manifestado el Vaticano en la Organización de las Naciones Unidas, respecto a la Resolución cubana contra el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos. Son múltiples las ocasiones en las cuales representantes de la Santa Sede han denunciado públicamente esta injusta política, rechazando las sanciones unilaterales que ello implica contra nuestro país.
Los actuales nexos que distinguen los vínculos entre Cuba y la Santa Sede se han ido forjando sobre las bases del respeto, el reconocimiento mutuo, así como la diplomacia ética y responsable. Es propósito de ambos estados que así continúe siendo.